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Normas básicas para que un niño interactue con un perro


Es importante establecer normas básicas sobre la relación e interacción de un niño con los perros. Estas normas deberían aplicarse con perros desconocidos, pero también con los perros familiares y de casa.

La mayor parte de mordeduras de perros a humanos se producen hacia los menores de edad, y más hacia varones que hacia mujeres. Los expertos tienen una lectura clara: estas situaciones se dan porque los niños no saben cómo deben tratar a los perros con respeto.

Es responsabilidad completa de los padres explicarles a los niños como debe ser su relación con los perros y así evitar cualquier accidente y que la convivencia sea divertida y segura.


Queremos darte algunas reglas básicas que debes tener en cuenta cuando tienes un amigo de cuatro patas y niños pequeños en casa.


1. No se molesta al perro cuando duerme o come

De la misma manera que a nosotros nos molesta que nos despierten, nunca deberíamos despetar a un perro que está durmiendo, tanto niños como adultos. Los perros también pueden tener mal humor o simplemente puede sentirse mal que los despertemos.

Aunque en general el perro no tenga problemas con la comida, molestarle mientras come, quitarle la comida del plato o poner la mano en el plato pueden ser acciones muy violentas. Si el perro entiende que su comida está en peligro, puede intentar defenderla.

2. No se debe tirar de las orejas, del rabo, o de los bigotes

Para los niños puede resultar un juego explorar el cuerpo de los perros, pero para ellos no lo es. En este sentido, debes enseñarle a tu niño que no puede saciar siempre su curiosidad, y no debe tirarle del rabo o mirar dentro de las orejas de su compañero canino: puede molestarle o provocarle dolor.

3. Si el perro se quiere ir, se le deja ir

Esta es una norma que los adultos también deben apuntar: cuando un perro no aguanta más a nuestro lado y desea irse, debemos respetar su decisión. Un perro puede sentirse agobiado cuando hay mucha gente en casa, cuando le estamos prestando demasiada atención, porque hay gente extraña en casa o porque hay ruido.

Dan igual los motivos: si desea alejarse para relajarse, debemos dejar que se vaya, especialmente si estábamos tocándolo, acariciándolo o abrazándolo. Si lo retenemos en contra de su voluntad, puede ponerse nervioso y actuar sin pensar.



4. No se debe entrar en la zona de descanso

Relacionado con el punto anterior, sería beneficioso crear una zona de descanso para el perro, donde jamás sea molestado. Esta zona de descanso debe contar por lo menos con su cama y espacio alrededor, que dependerá del tamaño de nuestra casa.

En este lugar jamás deberíamos entrar o molestar al perro: es su lugar seguro. Los niños jamás deberían tumbarse en la cama del animal, ni interrumpirle mientras está dormido. En este lugar el perro sabe que no intervenimos y puede usarlo para alejarse cuando se sienta incómodo.

5. No se juega a molestar al perro

Esta norma es clara: hacer sentirse mal a un perro no es un juego. No se le quitan los juguetes a la fuerza y no se le promete comida que luego no se le da. Tampoco se le quitan cosas de la boca ni se le dan largas series de órdenes sin ninguna recompensa.

A los niños puede parecerles un juegos, pero para el perro son ataques por nuestra parte. A pesar de que tengan más paciencia con los niños, pueden verse sobrepasados o demasiado excitados y pueden tener una mala reacción.

6. No se castiga, no se golpea, no se corrige

Si bien los castigos no son una herramienta eficaz en la educación de un perro, un niño jamás debería castigarle o corregirlo. La educación, las pautas y las normas deben establecerlas los adultos, por lo que los niños nunca deberían imponerle nada al perro. Sin embargo los padres o adultos deben enseñar al perro alguna orden para que se detenga en caso de que se esté pasando de la raya con el niño, como la palabra ¨NO¨ y así le puedes explicar a los pequeños de la casa que deben ser firmes al decir ¨NO¨ cuando el perro rompa las reglas.

Por supuesto, deben tener completamente prohibido golpear al perro; aunque sea jugando o aunque crean que lo hacen de manera suave: para el perro puede ser una situación violenta y reaccionar de forma violenta.


Supervisión y ejemplo

En todos los casos, la relación de un niño con los perros debe ser supervisada. Los niños, especialmente los más pequeños, no suelen controlan su fuerza ni su cuerpo y por eso es imprescindible que haya adultos presentes.

Desde luego, el mejor ejemplo que puede tener un niño de cómo hay que tratar a los perros está en los adultos de su alrededor. Si quieres que tus hijos interactúen con seguridad con los perros, debes mostrarle con tu ejemplo cómo se hace: trata a tu mascota con respeto y enséñale al niño a tocar con suavidad y no molestar.

Estas precauciones deben tenerse en cuenta siempre, incluso con los perros de casa que siempre han tolerado bien a los niños: pueden tener un mal día, pueden estar nerviosos o puede dolerles algo y reaccionaran mal. Si un perro muerde a un niño, la responsabilidad está en los adultos que no previnieron esa situación. Recuerda siempre que hay razas o perros agresivos por naturaleza, todo depende que como eduques a tu mascota y la relación de liderazgo que tienes que establecer desde el primer día.




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